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2756744 EMC - Anestesia-Reanimación 2010 19 Pages PDF
Abstract

La historia de la raquianestesia comenzó en 1898 y su técnica cobró un interés que no se ha desmentido desde entonces. El conocimiento de la anatomía es un punto clave, pues permite evitar algunos fracasos y complicaciones: la anatomía normal y sus variaciones influyen en la práctica de las anestesias medulares en general y de la raquianestesia en particular. La fisiología del líquido cefalorraquídeo permite comprender los aspectos farmacológicos de las soluciones anestésicas y analgésicas inyectadas durante la raquianestesia. Los aspectos técnicos se verán de forma amplia y detallada: preparación y colocación del paciente, elección de las agujas, vías de acceso al espacio subaracnoideo. Los criterios de selección de las soluciones anestésicas y analgésicas (anestésicos locales, morfínicos y otros adyuvantes) se estudiarán en detalle. El control de la raquianestesia implica diversas etapas: progresión del bloqueo anestésico, control hemodinámico, respiratorio y neurológico y modalidades de control postoperatorio. Las indicaciones y contraindicaciones se consideran según la intervención quirúrgica y las principales características patológicas del paciente. El apartado relativo a las complicaciones y los incidentes se dedica en gran medida a las complicaciones de la brecha dural, sobre todo las cefaleas, respecto a las cuales se dispone de métodos de prevención y tratamientos bien codificados (parche hemático peridural). A pesar de haber pasado más de 110 años desde la primera raquianestesia efectuada en el ser humano, sería erróneo considerar que sobre esta técnica aparentemente simple no queda nada por conocer. Con sólo consultar las bases de datos bibliográficas habituales, se advierte la vitalidad persistente de la investigación clínica en este sentido; por ejemplo, la base Medline recogió no menos de 27 publicaciones relativas a la raquianestesia en los dos primeros meses de 2009. La seguridad y la simplicidad de la práctica de esta técnica, asociadas a una curva de aprendizaje muy rápida, no deben hacer olvidar la necesidad de contar con el material adecuado para minimizar el riesgo de efectos adversos y complicaciones. La raquianestesia no es una técnica menos «noble» que las otras técnicas de anestesia locorregional, ni debe considerarse como la anestesia locorregional «del pobre» o del anestesista poco «regionalista». Ante todo, las indicaciones deben sopesarse cuidadosamente, pues para practicar una raquianestesia no basta con que sea posible llevarla a cabo.

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