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2756811 EMC - Anestesia-Reanimación 2007 16 Pages PDF
Abstract

Los estudios en animales y las encuestas epidemiológicas realizadas durante el período 1970–1985 sobreestimaron los efectos para la salud de los trabajadores de los gases anestésicos presentes en cantidades residuales en la atmósfera, describiéndose afectación de la función reproductora (abortos espontáneos, disminución de la fertilidad, malformaciones congénitas), desarrollo de determinados cánceres, hepatotoxicidad, neurotoxicidad y alteraciones de la hematopoyesis y del sistema inmunitario. El carácter contradictorio de los estudios, las carencias metodológicas de las primeras encuestas y, sobre todo, la reducción del nivel de exposición en las áreas quirúrgicas modernas han hecho que los expertos relativicen estos riesgos para la salud. En el marco de la protección de los trabajadores, las autoridades sanitarias europeas han fijado umbrales de exposición que no pueden superarse. En Francia, durante el mantenimiento de la anestesia, una circular ministerial de 1985 recomendó un umbral de 25 ppm para el protóxido de nitrógeno y de 2 ppm para los halogenados. Para respetar estos valores es necesario que los locales renueven el aire a razón de 15–20 volúmenes/hora, dispongan de sistemas de evacuación de los gases, utilicen un flujo bajo de gas fresco y respeten las reglas de buena práctica. La medición de un gas que se encuentra en cantidades residuales en la atmósfera puede hacerse en el propio lugar de trabajo mediante espectrofotometría infrarroja, en el laboratorio con un análisis de muestras o utilizando un dosímetro pasivo individual. Los gases anestésicos lanzados a la atmósfera terrestre contribuyen poco a la pérdida de la capa de ozono y al efecto invernadero.

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