Article ID | Journal | Published Year | Pages | File Type |
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3465486 | EMC - Tratado de Medicina | 2012 | 8 Pages |
Abstract
El dolor torácico es un motivo de consulta frecuente. Tienen orÃgenes muy diversos. Pueden plantear dificultades clÃnicas por la ausencia de paralelismo entre la magnitud del dolor y la gravedad de la enfermedad subyacente y también por la gran variedad de las etiologÃas intra y extratorácicas. Es importante buscar signos de gravedad para descartar las urgencias potencialmente mortales, entre las que destacan el sÃndrome coronario agudo, la embolia pulmonar y la disección aórtica. En segundo término, corresponde buscar los sÃntomas compatibles con un dolor pleural, ya que el neumotórax completo compresivo supone una urgencia terapéutica. Sólo después de haber excluido estas causas principales se consideran las restantes, entre ellas los dolores pleurales por pleuresÃa o neumopatÃa, los dolores osteoarticulares (fractura de costilla, sÃndrome de Tietze), los dolores neurológicos (neuropatÃa, neuralgias intercostales, sÃndrome de Cyriax), los dolores esofágicos (reflujo gastroesofágico, espasmo esofágico) y los dolores proyectados de origen abdominal (enfermedad hepática, vesicular o pancreática). Al diagnóstico de dolor psicógeno se llega por eliminación. Mediante preguntas adecuadas y una buena exploración fÃsica a menudo se logra orientar el diagnóstico. Las pruebas con mejores prestaciones para explorar un dolor torácico siguen siendo el electrocardiograma y la radiografÃa de tórax. Luego puede ser necesario realizar algunas otras. Cuando un paciente de más de 40 años con factores de riesgo cardiovascular presenta un dolor anginoso tÃpico, se debe determinar sistemáticamente la troponina. Existen estrategias de decisión validadas que se basan en escalas, sobre todo en la embolia pulmonar.
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Authors
B. (Interne), R. (Praticien hospitalier),