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3918957 EMC - Ginecología-Obstetricia 2011 24 Pages PDF
Abstract

El hallazgo de un quiste o de un tumor ovárico es un hecho corriente en la práctica ginecológica. En la mayoría de los casos, se trata de un hallazgo fortuito cuando se practica un tacto vaginal o una ecografía solicitada por síntomas pélvicos o abdominales. El estudio por imagen, ampliamente representado por la ecografía pélvica, tiene por finalidad confirmar la localización ovárica del tumor, distinguir los quistes funcionales (que no necesitan tratamiento) de los quistes orgánicos y, entre estos últimos, buscar signos orientadores de su malignidad. La ecografía fue primero abdominal, luego endovaginal y después pasó del modo 2D al modo 3D. Siempre acoplada al Doppler, sus resultados mejoran sin cesar y revolucionan la práctica diaria. La adquisición de la tercera dimensión ofrece una vista complementaria de una notable precisión. Hoy está bien establecida la buena correlación entre la ecografía y los datos macroscópicos, pero, cualquiera que sea la experiencia del operador, no debe olvidarse que nada supera a la histología. La ecografía es el paso previo indispensable y a veces el único de la evaluación prequirúrgica, que a la vez va a indicar el procedimiento y a definir la estrategia quirúrgica inicial. El aprendizaje es difícil y se tarda en adquirir experiencia, pero es lo que garantiza una precisión diagnóstica óptima. En su defecto, el uso de puntuaciones ecográficas, de modelos matemáticos y de programas informáticos de cuantificación vascular puede ayudar al ecografista principiante a responder a las preguntas del cirujano. El objetivo de este artículo es explicar la técnica de una ecografía pélvica para tumor ovárico, tal y como debe efectuarse en la actualidad, y describir con precisión la semiología ecográfica, morfológica y vascular en 2D y 3D.

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Health Sciences Medicine and Dentistry Obstetrics, Gynecology and Women's Health
Authors
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