Article ID | Journal | Published Year | Pages | File Type |
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4131921 | EMC - Pediatría | 2013 | 9 Pages |
Como las infecciones bacterianas, las infecciones víricas del recién nacido pueden ser congénitas o adquiridas, posnatales. Las infecciones víricas congénitas del neonato se han beneficiado estos últimos 10 años de progresos diagnósticos y terapéuticos importantes. A la constatación tardía, en la sala de partos, de una fetopatía vírica con un pronóstico neurosensorial a menudo desfavorable, le han seguido procedimientos diagnósticos durante el período prenatal. Las anomalías detectadas en el seguimiento del embarazo, principalmente mediante pruebas de imagen, permiten establecer el diagnóstico etiológico gracias a técnicas de aislamiento viral rápido (reacción en cadena de la polimerasa [PCR]) en la sangre fetal y, sobre todo, en el líquido amniótico. La confrontación de los datos biológicos y de los obtenidos con las pruebas de imagen no sólo permite precisar el agente patógeno causal, sino también evaluar las posibles consecuencias sobre el feto para poder informar a los padres. Existen algunas medidas terapéuticas preventivas que son eficaces, en concreto para el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (virus de la inmunodeficiencia humana) y para la hepatitis B. Desde un punto de vista curativo, la infección herpética neonatal ha sido la primera en beneficiarse de un tratamiento eficaz y bien tolerado. Las indicaciones de los otros tratamientos antivirales siguen estando mal definidas, sobre todo para el citomegalovirus. Las infecciones víricas posnatales son las más frecuentes, pero plantean problemas diagnósticos diferentes; por el momento, son poco accesibles a las quimioterapias antivirales.