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4268715 EMC - Urología 2013 12 Pages PDF
Abstract
Las anomalías de la arteria y de la vena renales son numerosas, de causas múltiples y muy a menudo desconocidas. Aparte de las lesiones frecuentes como las estenosis ateromatosas, el aneurisma, la disección de la arteria renal y la trombosis de la vena renal, las demás alteraciones de los vasos renales, ya sean congénitas o adquiridas, son infrecuentes y, por tanto, difíciles de manejar, hecho que implica un considerable retraso diagnóstico y terapéutico. Se han producido avances en el diagnóstico y el tratamiento desde hace varios años, en especial con el desarrollo de nuevas técnicas de revascularización arterial endovascular, como la angioplastia transluminal percutánea, más o menos completada con la implantación de una endoprótesis. Esta técnica se ha convertido en el tratamiento de elección de la estenosis de la arteria renal, de una obstrucción aguda e incluso de un aneurisma o de una fístula arteriovenosa. Estas lesiones pueden excluirse directamente o de forma complementaria, con la liberación in situ de espirales metálicos (coils) que hacen posible la embolización de la lesión arterial. El beneficio principal de estos tratamientos es una menor morbilidad, respecto al empleo de la vía percutánea, en pacientes afectados por lesiones multivasculares y, por tanto, frágiles y poco aptos para soportar una cirugía vascular más invasiva. Sin embargo, en caso de complicación o de fracaso de las intervenciones endovasculares o desde el principio si se trata de lesiones arteriales complejas, que se detallarán más adelante, la cirugía vascular está indicada. En función de la gravedad de las lesiones y la duración de su reparación, la revascularización puede ser anatómica, extraanatómica o por cirugía ex situ con enfriamiento del parénquima renal, cuyo objetivo es evitar al máximo la cirugía de exéresis definitiva.
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Health Sciences Medicine and Dentistry Surgery
Authors
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