Article ID | Journal | Published Year | Pages | File Type |
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4268859 | EMC - Urología | 2006 | 10 Pages |
Abstract
El traumatismo penetrante del riñón es menos común que el traumatismo cerrado. Sin embargo, su incidencia ha aumentado en las últimas décadas debido al incremento de la violencia urbana. Las principales causas de traumatismo penetrante son las heridas por arma blanca y por arma de fuego, con una proporción más alta de lesiones renales en el segundo caso. El tratamiento del traumatismo renal ha avanzado en los últimos años. Antes se indicaba cirugÃa de entrada en la mayorÃa de los casos, lo que se acompañaba de un Ãndice elevado de nefrectomÃas. En la actualidad, el desarrollo de las nuevas técnicas de diagnóstico por imagen disponibles en los servicios de urgencia permite, en algunos casos, la abstención terapéutica y el seguimiento estricto de los pacientes con el fin de preservar el riñón. La principal exploración diagnóstica es la tomografÃa computarizada (TC) con inyección de medio de contraste, que permite clasificar correctamente las lesiones renales y optar por la mejor estrategia de atención médica inicial. Ante un traumatismo penetrante, el primer paso consiste en valorar el estado hemodinámico del paciente. En el caso de una inestabilidad hemodinámica, se debe hacer una exploración quirúrgica de inmediato. Si, en cambio, el paciente se encuentra estable, hay que practicar una TC con adquisición de imágenes tardÃas. Las lesiones renales de grados I y II justifican la abstención terapéutica. Las lesiones de grados III y IV, asociadas a otras lesiones intraperitoneales que requieren una laparotomÃa de urgencia, se exploran de forma quirúrgica y pueden ser reconstruidas o sufrir una nefrectomÃa. La mayorÃa de las lesiones de grado IV con daño del hilio renal, y de las lesiones de grado V, también requieren tratamiento quirúrgico. Las lesiones renales menores justifican la abstención terapéutica y el control mediante determinaciones sucesivas de la concentración de hemoglobina y del hematócrito, asà como exploraciones con TC o ecografÃa para seguir la evolución de la lesión y detectar posibles urinomas o hemorragias prolongadas. La disminución progresiva del hematócrito y las fÃstulas arteriovenosas se deben tratar al principio mediante embolización. Si fuera necesario, Las fÃstulas urinarias persistentes en caso de abstención terapéutica deben tratarse por cateterismo ureteral y drenaje percutáneo del urinoma.
Keywords
Related Topics
Health Sciences
Medicine and Dentistry
Surgery
Authors
P.-M. Cabrera Castillo, L. MartÃnez-Piñeiro, M. Álvarez Maestro, J.-J. De la Peña,