Article ID | Journal | Published Year | Pages | File Type |
---|---|---|---|---|
8617046 | EMC - Anestesia-Reanimación | 2018 | 21 Pages |
Abstract
La cirugÃa ambulatoria es una alternativa a la hospitalización tradicional (que requiere una estancia hospitalaria) y permite al paciente volver a su domicilio el mismo dÃa de su ingreso (en la actualidad, la estancia debe ser inferior a 12 horas) después de haberse sometido a una intervención quirúrgica en un entorno técnico quirúrgico. La cirugÃa ambulatoria está sometida desde 1992 a una reglamentación precisa. Esta modalidad de tratamiento se considera beneficiosa en términos de organización del sistema asistencial, de calidad de la atención, de satisfacción de los pacientes y permite una reducción del coste asistencial. Los criterios de selección de los pacientes para la cirugÃa ambulatoria son de tipo médico, psicosocial y ambiental. La mayorÃa de las patologÃas no contraindican el manejo ambulatorio. Sin embargo, algunas deben valorarse en función de la gravedad de la afección teniendo en cuenta los riesgos potenciales asociados: obesidad mórbida, sÃndrome de apnea del sueño, coronariopatÃa evolutiva, insuficiencia renal, etcétera. Parece que la influencia de la edad sobre la evolución postoperatoria sólo es significativa para los grandes ancianos. El riesgo de hospitalización imprevista es mayor en esta población; hay que tenerlo en cuenta durante la programación del procedimiento e informar de ello al paciente y sus allegados. La premedicación farmacológica no es sistemática en cirugÃa ambulatoria y se reserva a los pacientes ansiosos. La mejor de las premedicaciones consiste en el diálogo durante la consulta de anestesia y en la calidad de la recepción del paciente. Aunque la anestesia locorregional (ALR) está en pleno auge, la anestesia general supone cerca del 55% de las anestesias realizadas en los procedimientos ambulatorios. La administración simultánea de anestésicos locales (AL), mediante infiltración o por bloqueo periférico tiene como objetivo reducir la morbimortalidad perioperatoria y el tiempo que pasa el paciente en la sala de vigilancia postoperatoria (SVPO). El beneficio de la utilización de los morfÃnicos durante la anestesia ambulatoria debe sopesarse siempre, debido a los efectos secundarios (náuseas, vómitos, somnolencia) que pueden retrasar el alta del paciente. Si el anestesista-reanimador realiza una sedación, debe llevarla a cabo de un modo acorde a las condiciones técnicas de funcionamiento de los centros sanitarios relativas a la anestesia. La ALR, aunque aún está infrautilizada, presenta muchas ventajas en cirugÃa ambulatoria. Permite la reducción de náuseas y vómitos postoperatorios (NVPO), una reducción de los costes y una analgesia postoperatoria eficaz. La colocación de un catéter al nivel de la herida quirúrgica, de un plexo, de un trayecto nervioso o de una articulación reduce el dolor postoperatorio. Con vistas a determinar la idoneidad para el alta, la escala más utilizada en la actualidad es el Sistema de puntuación del alta postanestésica o PADSS (Post-anaesthesia Discharge Scoring System) o la PADSS modificada. En Francia, se asocia a las recomendaciones de Korttila. La necesidad de beber y de orinar antes del alta sólo es indispensable en la cirugÃa o los pacientes de riesgo. La tasa de complicaciones en cirugÃa ambulatoria es muy baja. Las hospitalizaciones no programadas suponen el 0,26-2,6%, dependiendo de los equipos y de la cirugÃa realizada. El mayor porcentaje de ingresos no programados se observa en ginecologÃa, en particular después de laparoscopia, y en urologÃa. Se trata esencialmente de hemorragias o de dolor no manejable en el domicilio.
Related Topics
Health Sciences
Medicine and Dentistry
Anesthesiology and Pain Medicine
Authors
L. Tran, A. Theissen, M. Raucoules-Aimé,