Article ID | Journal | Published Year | Pages | File Type |
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8807375 | EMC - Pediatría | 2017 | 9 Pages |
Abstract
El término genérico de infarto cerebral perinatal incluye varios sÃndromes que se diferencian por su mecanismo, su temporalidad y su presentación clÃnica. La prevalencia es de 20-30 por 100.000Â nacimientos. Se diferencia el infarto cerebral arterial y la trombosis de los senos venosos neonatales, que dan lugar a manifestaciones precoces, y el ictus isquémico presumiblemente perinatal, también dividido en accidentes arteriales y venosos periventriculares, diagnosticado después del perÃodo neonatal. La sintomatologÃa del infarto cerebral arterial neonatal es caracterÃstica: i) convulsiones hemicorporales repetidas de los primeros dÃas, ii) en un recién nacido con buen estado general, iii) para el que el embarazo se desarrolló normalmente pero cuyo periparto pudo perturbarse. Las trombosis de los senos venosos tienen una presentación más sistémica (convulsiones multifocales, letargia, hipertensión intracraneal, etc.), a veces alejada de los primeros dÃas de vida. La resonancia magnética confirma el diagnóstico al mostrar las lesiones agudas y aporta elementos pronósticos. En caso de sintomatologÃa diferida, el accidente sólo se reconoce después de varios meses o años ante una hemiplejÃa infantil e incluso una epilepsia. Se trata entonces de un ictus isquémico presumiblemente perinatal, y la prueba de imagen ya muestra un estadio de secuelas. El tratamiento agudo se basa en el mantenimiento de la homeostasis: hidratación, temperatura, prevención del dolor, glucemia, hematosis, etc., y el tratamiento de la causa y de las complicaciones. La anticoagulación no está indicada en caso de infarto arterial, pero se discute individualmente en las trombosis de los senos venosos. La continuación del tratamiento antiepiléptico no protege de una epilepsia posterior. Las secuelas dependen del tipo de accidente. Son casi constantes en los accidentes presumiblemente perinatales (debido al modo de manifestación), variables después de un infarto arterial neonatal e incluso ausentes después de una trombosis venosa. Sin embargo, la mayorÃa de los niños conservan una deficiencia residual con dos caracterÃsticas: las secuelas graves (deficiencia cognitiva, epilepsia farmacorresistente, parálisis cerebral invalidante), que son la excepción, y las secuelas más leves, que afectan a varios ámbitos de actividad y requieren un tratamiento medicosocial transdisciplinario.
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Authors
S. Chabrier, J. Fluss, B. Husson, L. Hertz-Pannier, C. Vuillerot, M. Dinomais,