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2907454 Cirugía Cardiovascular 2012 8 Pages PDF
Abstract

ResuménLa valvulopatía tricúspide adquirida no ha perdido interés entre los cirujanos cardiovasculares porque dispongamos de la técnica indiscutible que haya solucionado definitivamente el «reto tricúspide». la desaparición de la enfermedad reumática en los países desarrollados ha soslayado nuestra incapacidad, que se volverá a poner de manifiesto en los países en vías de desarrollo cuando estos accedan a técnicas diagnósticas y quirúrgicas del mundo avanzado.En las décadas de 1970 y 1980, en España nos enfrentábamos a este problema y le dimos la solución que mejor entendimos, aunque no sin cometer errores, basados principalmente en la falta de identificación de los distintos grupos de riesgo ante la cirugía: hipertensión pulmonar con resistencias fijas elevadas versus polivalvulitis reumática en paciente joven de corta evolución.Nuestros resultados son coincidentes con otros grupos, con mortalidad tardía creciendo exponencialmente a partir de los 10 años de la cirugía, que pone de manifiesto el alto riesgo de la sustitución valvular tricúspide. Ello también sucede con la actitud conservadora mediante reparación, que frecuentemente conlleva a reintervención por fallo de la anuloplastia o a una calidad de vida inaceptable (estadios III y IV).Reivindicamos y razonamos porque, a diferencia de otros grupos, nuestro criterio es que en la sustitución de la válvula tricúspide deben utilizarse válvulas mecánicas, ya que en pacientes obligadamente anticoagulados y con otras prótesis en posición izquierda, el deterioro de una bioprótesis (pacientes jóvenes) conlleva una segunda y en muchos casos una tercera intervención.Así pues, el reto tricúspide volverá a aparecer en países en vías de desarrollo.

Acquired tricuspid valvular heart disease maintains interest among cardiovascular surgeons because we now have an undisputed technique that has definitely solved the ``tricuspid challenge". the disappearance of rheumatic disease in developed countries has ignored our failure, which will be evident in developing countries when they have access to the world's advanced diagnostic and surgical techniques.In the 1970s and 1980s in spain, we identified this problem and faced it with a solution that we understood better, though not without mistakes, mainly the lack of identification of groups of risk before surgery: pulmonary hypertension with fixed high resistances versus rheumatic poly-valvulitis in young patients in short evolution.Our results matched those of other groups, with late mortality growing exponentially 10 years after surgery, which highlighted the risk of tricuspid valve replacement. it also occurs in the conservative attitude to annuloplasty repair that frequently leads to reoperation because of failure of the repair or an unacceptable quality of life in stages III and IV.We argue for the indication of mechanical valves for surgery involving tricuspid valve replacement when other prostheses in the left position were or need to be implanted. unlike other groups, we believe that the deterioration of a bioprosthesis, especially in younger patients, necessitates a second and often a third intervention.The tricuspid challenge will reappear in developing countries.

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Authors
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