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3019663 Revista Española de Cardiología Suplementos 2008 8 Pages PDF
Abstract

La diabetes tipo 2 contribuye a un elevado riesgo cardiovascular. Un componente importante de dicho riesgo puede atribuirse a la dislipidemia diabética, una agrupación de anomalías de los lípidos y las lipoproteínas plasmáticos que están interrelacionadas metabólicamente. Sus principales características son una elevación de los triglicéridos, una reducción de las lipoproteínas de alta densidad (HDL) y un aumento de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) pequeñas y densas, a lo que se denomina la “tríada lipídica aterogénica”. La dislipidemia diabética se asocia a resistencia a la insulina, obesidad visceral y contenido de grasa hepática. La resistencia a la insulina está relacionada con un flujo excesivo de sustratos (es decir, ácidos grasos libres, FFA) para la formación de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) en el hígado, así como una regulación positiva de los mecanismos que generan partículas VLDL1 grandes en exceso. La identificación de que la elevación de las partículas de VLDL1 grandes inicia una secuencia de episodios que conduce a la formación de especies moleculares de HDL y LDL pequeñas y densas ha hecho que se centrara la atención en las partículas VLDL como posibles responsables de la dislipidemia diabética. Otros componentes del perfil lipídico aterogénico son la apoB elevada, la lipemia posprandial prolongada y la acumulación de partículas residuals en la circulación. Diferentes ensayos prospectivos han demostrado que las estatinas son eficaces en el tratamiento de la dislipidemia diabética, pero el riesgo cardiovascular residual continúa siendo elevado. Es de esperar que en futuros ensayos con nuevos fármacos hipolipemiantes y antidiabéticos permitan realizar un tratamiento más dirigidode los trastornos lipídicos y la lipemia posprandial en los individuos con diabetes tipo 2.

Type 2 diabetes carries an elevated cardiovascular risk. A significant component of such risk can be attributed to diabetic dyslipidemia, a cluster of plasma lipid and lipoprotein abnormalities that are metabolically interrelated. Its main characteristics are elevated triglycerides, lowered high-density lipoproteins (HDL), and raised small, dense low-density lipoproteins (LDL) that are referred to as the “atherogenic lipid triad.” Diabetic dyslipidemia is associated with insulin resistance, visceral obesity and liver fat content. Insulin resistance is related to excessive flux of substrates (ie, free fatty acids, FFA) for very low density lipoproteins (VLDL) assembly in the liver, as well as the upregulation of the machinery generating large VLDL1 particles in excess. The recognition that the elevation of large VLDL1 particles initiates a sequence of events leading to the formation of small dense LDL and HDL species has focused the assembly of VLDL particles on the spotlight as a potential culprit of diabetic dyslipidemia. Other components of the atherogenic lipid profile are elevated apoB, prolonged postprandial lipemia and accumulation of remnant particles in the circulation. Different prospective trials with statins have proven effective in the treatment of diabetic dyslipidemia but the residual cardiovascular risk remains high. Future trials with new lipid-lowering and antidiabetic agents will hopefully allow more targeted treatment of lipid disorders and postprandial lipemia in type 2 diabetic subjects.

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