Craneoencephalic pathology in paleopathology

Evolution has given rise to the present species, and it is evident that diseases have been adjusting to these changes and to their guests. We must admit that we can only attempt to diagnose those diseases that are known today, supposing that some of the known pathologies could have affected our ancestors or that at least their manifestations were similar to the present ones. Our case study is rather meagre, since very few fossil remains have survived to our days and there is very little information about their environment. This problem increases geometrically as we move back in time; only paleotraumatology allows us slightly more. To our understanding, paleopathology begins to be useful with the Neolithic period, which gains efficacy the closer we come to the present day. Encephalic pathology can only be deduced indirectly and securing the data that allows a diagnosis is more probable than certain. We begin by evaluating macroscopic morphologic alterations, to which may be added complementary examinations based on radiographic, paleobiochemical, paleoclimatologic techniques, etc. Despite the difficulties, we must persevere in our efforts. Much has been achieved so far and we feel that rapidly developing modern technology will bring substantial advances in the field of paleopathology. This paper presents general commentaries of the most frequent pathologies as well as examples of some cases we have had the opportunity of studying during nearly four decades of research, the oldest dating to the Epipaleolithic period.

ResumenLa evolución ha dado lugar a las especies actuales, y es evidente que las enfermedades se han ido ajustando a estos cambios y a sus huéspedes. Debemos admitir que en Paleopatología sólo podemos intentar diagnosticar las enfermedades que hoy se conocen, suponiendo que algunas de las patologías conocidas habrían podido afectar a nuestros antepasados o que, por lo menos sus manifestaciones eran similares las actuales. El número de casos estudiados es algo bajo, puesto que muy pocos restos fósiles han sobrevivido a nuestros días y hay muy poca información sobre su ambiente. Este problema aumenta de modo geométrico a medida que nos movemos hacia atrás en el tiempo; solamente la paleotraumatología nos permite ir un poco más allá. A nuestro entender, la Paleopatología comienza a ser útil con restos del período neolítico y gana en eficacia cuanto más nos aproximamos a nuestros días. La patología encefálica se puede deducir sólo indirectamente y, aún asegurando los datos que permiten el diagnóstico, hablaremos sobre todo de probabilidad más que de certeza. Comenzamos evaluando las alteraciones morfológicas macroscópicas, a las cuales se pueden añadir exámenes complementarios basados en técnicas radiográficas, paleobioquímicas y paleoclimatológicas, etc. A pesar de las dificultades, debemos perseverar en nuestros esfuerzos. Se ha alcanzado mucho hasta ahora, y creemos que la tecnología moderna, que tan rápidamente se está desarrollando, traerá avances substanciales en el campo de la Paleopatología. Esta ponencia presenta comentarios generales de las patologías más frecuentes, así como ejemplos de algunos casos que hemos tenido la oportunidad de estudiar durante casi cuatro décadas de investigación, siendo el caso más antiguo del período del Epipaleolítico.